Vivir sin sentir sería un sinsentido.

Vivir sin sentir sería un sinsentido.
The flower that blooms last is the most rare and beautiful of all.

Thursday 14 May 2015

Malicia.

Cáncer. 

Encarnizada escrófula de neoplásica ceniza, endriago recidivante y sempiterno, tú que describes con tu sangre la senda de nuestra ineludible condena. Puedo escuchar tus lentos y tortuosos pasos bajo los confines del más hermoso jardín en flor; inoculando las raíces con una ponzoña envenenada, un sangriento zarco. Tu miasma plomiza se atavía de calumnias perfumadas con la esencia del engaño, y juegas a ser estrella en una calina de fuegos fatuos. Irrisoria es tu vileza, mas cizañas a quien tocas. Y es absurdo cómo deambulas en esa brújula turbada, esa deriva mortal, esa epidemia de hastío a la que nos sentencias con tu embrujo. Pues ahí te eriges, ahí nos liquidas, ahí nos injurias, en la necrosis de tu dolencia. Y ocluiré tu felonía tras mis párpados volátiles, suturando los agravios que hoy se nutren de una calidez congelada, de una vacuidad marchita. Y beberé de ese instante hasta que el último rescoldo de tu excrecencia quede calcinado. Y convaleceré en la risa glacial de un ayer ya inexistente. Y quizá, cuando el tizne de tu ausencia se pierda en la entelequia, podré embalsamarme en un vacío que jamás pensé sentiría tan lleno.

Addah Monoceros.

Tuesday 12 May 2015

Turritopsis nutricula.

Y es en días como hoy cuando esa clarividencia casi absurda que me atavía rebasa mis incongruencias y se pierde en un fugaz espejismo. Pues, ¿cómo puede nuestra entereza arraigarse en la sílice de un desasosiego tan giróvago como incierto? Hay días quebradizos, como el álgido vidrio que los recubre. Días en los que la realidad, azorada y marchita, se fragmenta en mil pétalos de impetuosa lumbre. Días etéreos, casi vaporosos, que me acunan en fluctuante simbiosis. ¿Quién soy yo para despojarme de esa flama asilvestrada que, cual jocoso diablillo, se cuela en los más herméticos parajes de este devenir naciente? El ocaso me amedrenta. La vigilia enmaraña mi núcleo réprobo. Me acecha y me envenena, me intoxica y aniquila. Codicia mis riachuelos argénteos, asaltándolos en la efervescencia de un oleaje inclemente y feroz. Y, por encima de todo, más allá de lo perenne, la conmoción es bella. Se despereza, impávida y serena, y traza con sus pasos una deriva de ensalmos. Perfila con sus mohínes el dédalo que me amuralla. Porque siento que me envaro, que me entumezco. Porque, de repente, mi providencia no parece tan diáfana. Porque hay amaneceres que, sencillamente, aplacan una potomanía angosta, una vesania de cuyo zócalo nos valemos para revertir nuestra rabia, para adormecernos en la ribereña sal de nuestro tálamo añil. Y es que hoy anhelo zambullirme en una vastedad contenida, en la mediterránea luna de un radiante amanecer. Y, por eso, sólo a veces, desvelo mis romanzas a la emanación marina. A veces, sólo a veces, este frenesí fulgente se recrea en los brazos de una ensoñación tan linda como tu nada, como tu todo.

Addah Monoceros.

Friday 8 May 2015

Engelsflügel.

Und, definitiv, schreiben konnte ich nicht. Nein, schreiben war etwas Geistiges, etwas zu sehen — etwas weit darüber die süßeste der Träume, und auch die Sterne, und vielleicht die möglichen Unmöglichkeiten. Denn konnte ich Klänge sehen, Gefühle reichen und sogar Musik berühren, die mich wie einen alten Freund zärtlich gestreichelt. Meine hungrige Seele — die arme, ephemere, Schmetterling! — schmeckt mein Eifer, und ihre anfällig Tränen lachen. Licht verschwindet zwischen Verblassen flüstert, und sogar der Wind weint in sterbenden Freude; ebenso dringen die Erinnerungen meinen Kristallkern — aber ich bekämpfe in Agonie (und auch erwarteten Herrlichkeit). 

Meine Zuflucht, meine Unterstützung, meine Lebenselixier. Weil alles im Teufelskreis gefangen ist. Mein Schicksal entfernt. Seine Fortschritte sind schnell, fast dringend. Dennoch ist es nicht vorbei. Sein Weg führt mich mit Lumineszenz, wie der Phönix zu Asche. Solange ich es fühlen kann, wird es niemals verlassen.

Addah Monoceros.

Wednesday 6 May 2015

Tributo a unas mitocondrias.

La congoja ante la estrella de un albur perecedero
que arrastrando sus delirios por el riachuelo austero
del olvido que evocaste, tan sumiso y tan severo
transformó tu savia en fuerza, en un porvenir certero.

Y tras la pantalla arcaica, que te encumbra y te enaltece
desmemorio tus arrugas, ese rostro que florece,
como el sueño de una anciana, en cuyo ocaso amanece
la promesa del milagro de un mortal que no envejece. 

Eres tú de mi existencia, mi perito y mi maestro,
que de tu mente y de otras, nos has hecho tuyo y nuestro.
Naciste de tus cenizas, fuiste sucesor y ancestro,
embriagándome de anhelos en un cálido secuestro.

¡Y qué hipócrita sería, condenándome al destierro
de una lealtad que, empero, luce hercúlea como el hierro!
Porque tu sonrisa abrazo, y con los ojos me aferro
a la infinidad del hombre quien jamás tendrá un entierro.

Fantaseo con volar, mas caigo incluso dormida, 
y es que el trance de la muerte, no es amigo de la huída.
Pero a ti te da la mano, te agasaja, arrulla y cuida,
sentenciándote, no obstante, al presidio de la vida.

Y el viento se alzará en vuelo, se acompasará contigo,
ataviando tu empirismo de un encanto que bendigo
expirando, resignada, pues de mi licor te irrigo
con mis mejores augurios, de los que serás testigo.

Te desprendes de tu yelmo, y la oscuridad desvela
un color desconocido, que jocoso te cincela.
Y tu lozanía brilla, con brío y también cautela,
mientras nos retas al duelo de quien todo acaramela.

La salida no imagino, pues me pierdo en mi entropía,
y es que tus palabras colman la memoria más vacía,
un interminable sino, que de surcos prescindía,
y que sobre sus cimientos una historia erigiría. 

Es efímero el programa, que derrites como al hielo,
mientras mi pupila oscura traza su camino al cielo,
Y entre calientes preguntas, te las lanzo y me desvelo
pues no hay trama más hermosa que la que remonta el vuelo. 

Y contigo permanezco, tras los errores y aciertos,
pedregoso sea el camino, tan copioso como yerto.
Mi veneración desbordo y sobre tu sombra vierto,
los años que, tan livianos, te reciben en su puerto.

Y entre burdas conjeturas, sólo sé que podré amar
a la eternidad humana, del saber y del ganar. 

Addah Monoceros.
A Jordi Hurtado. © 2008

Friday 1 May 2015

Nyctophilia.

Ceremonious convolution of thaumaturgy. 
Grudging blizzard, frosty and spiritless, 
Their ungula pierces my pungent zest
As though my spluttering blood could fodder malice.
Hunting down my isle
Prowling, snarling,
An outcry escapes their barraging self
And their bawling soul escapes in horror 
Deep into a withering morrow
Where perchance dreams may duck
Into their devious homeland
Their devious, ravishing homeland.
Quivering in such reverent shrine
I dread my angst,
I peer from under my recreancies, 
I flicker my eyes,
Aghast, and spent, and barren,
And conceivably deceased,
Conceivably, enduringly deceased
In a tomb of disavowal demission. 
Plated masks slaughter all mirrors and their bounds
They loathe me.
Scowling and sulking from the heavens, surveying my cherished Infraworld
Which stonewalls my incurable ailment. 
I bellow in infuriated bliss, and I wish them all cataclysms and woe,
And I lock myself in pity,
I loathe them. 

I feed on an ale made up of myths and fictional conjectures
Of solitude and rousing umbrae.
I befriend them.
I yearn for friends.
Yet self-sufficiency triggers the mightiest of powers,
It reinforces me.
For I alone can pursue goals they know not of,
Since minds so scanty little do amass. 
Desires will hatch when the time comes,
Like the sovereign finale of an eternal journey,
A masterpiece.
Comprising the lone outlander far and wide, who could I rely on?
This palaver of blasphemies lacks gist
And I desperately gasp for air,
Yet all I inhale
Is venom.
Helplessly lying on a bed of carrion,
I ask my beloved dimness why I love its ghastly flair,
For I see nothing in it.
Nonetheless, it is so soothing, so mollifying,
Palliative relief I brew and revel in. 
I tamed my beast, he hums and sings to me,
And I tune lyrics none has heard before. 

Perhaps the prestige of glory
Bridles cunning treachery,
Like a put-up dartboard
Eagerly seeking for its arrow's osculation.
Aiming in fellow hideousness,
To murder. 
They slit my skin and roses stain the snowy gift below our feet,
In summer.   

I hope to bloom someday.

I savour the fragrant pomegranate trees in my hollow subterrane,
My bridled monster purrs,
He loves me.
I saved him from his fate,
Though his bruises fail to heal and sometimes flourish
Impersonating scarlet petals that taste of hunting malice,
Prowling, snarling malice,
A malice whose outcry escapes her barraging self,
Slaughtering mirrors and their bounds,
To prove their nerve and vigour,
So that I can fight back,
Valiantly, fearlessly, 
Beautified by scars, varnished with heart, and soul, and joy,
I see myself in tears, embracing night, entwining day, 
For stars are suns, both close and far away,
And my leviathan of faith gazes down at me and purrs again,
And I glance at my reflection, somewhere deep inside its heart,
And she glances back,
She loves me. 

Addah Monoceros.
© 2004.