Vivir sin sentir sería un sinsentido.

Vivir sin sentir sería un sinsentido.
The flower that blooms last is the most rare and beautiful of all.

Wednesday 6 May 2015

Tributo a unas mitocondrias.

La congoja ante la estrella de un albur perecedero
que arrastrando sus delirios por el riachuelo austero
del olvido que evocaste, tan sumiso y tan severo
transformó tu savia en fuerza, en un porvenir certero.

Y tras la pantalla arcaica, que te encumbra y te enaltece
desmemorio tus arrugas, ese rostro que florece,
como el sueño de una anciana, en cuyo ocaso amanece
la promesa del milagro de un mortal que no envejece. 

Eres tú de mi existencia, mi perito y mi maestro,
que de tu mente y de otras, nos has hecho tuyo y nuestro.
Naciste de tus cenizas, fuiste sucesor y ancestro,
embriagándome de anhelos en un cálido secuestro.

¡Y qué hipócrita sería, condenándome al destierro
de una lealtad que, empero, luce hercúlea como el hierro!
Porque tu sonrisa abrazo, y con los ojos me aferro
a la infinidad del hombre quien jamás tendrá un entierro.

Fantaseo con volar, mas caigo incluso dormida, 
y es que el trance de la muerte, no es amigo de la huída.
Pero a ti te da la mano, te agasaja, arrulla y cuida,
sentenciándote, no obstante, al presidio de la vida.

Y el viento se alzará en vuelo, se acompasará contigo,
ataviando tu empirismo de un encanto que bendigo
expirando, resignada, pues de mi licor te irrigo
con mis mejores augurios, de los que serás testigo.

Te desprendes de tu yelmo, y la oscuridad desvela
un color desconocido, que jocoso te cincela.
Y tu lozanía brilla, con brío y también cautela,
mientras nos retas al duelo de quien todo acaramela.

La salida no imagino, pues me pierdo en mi entropía,
y es que tus palabras colman la memoria más vacía,
un interminable sino, que de surcos prescindía,
y que sobre sus cimientos una historia erigiría. 

Es efímero el programa, que derrites como al hielo,
mientras mi pupila oscura traza su camino al cielo,
Y entre calientes preguntas, te las lanzo y me desvelo
pues no hay trama más hermosa que la que remonta el vuelo. 

Y contigo permanezco, tras los errores y aciertos,
pedregoso sea el camino, tan copioso como yerto.
Mi veneración desbordo y sobre tu sombra vierto,
los años que, tan livianos, te reciben en su puerto.

Y entre burdas conjeturas, sólo sé que podré amar
a la eternidad humana, del saber y del ganar. 

Addah Monoceros.
A Jordi Hurtado. © 2008

No comments:

Post a Comment